jueves, 2 de marzo de 2006

El rol


Autora: Anita Forever

¿A cuántos de vosotros les ocurre lo siguiente?: Veis una foto, nítida, bien encuadrada y con buena iluminación, en la que se observa una nalgueada. Pero no os gusta, no excita, no… os dice nada. Y el único motivo es que la spankee se está riendo, o al menos sonríe.

A mí me sucede. El rol me resulta absolutamente imprescindible. Una spankee que no parezca estar sufriendo no parece una spankee. Una foto o un video en los que la persona azotada no muestra llanto, enfado o arrepentimiento no consiguen que nada se encienda en mí.

Me gusta luchar hasta la saciedad para que no me pillen, o para que no me pongan sobre las rodillas. Me gusta gritar y protestar durante todos y cada uno de los segundos que duran las azotainas. Me gusta adoptar la postura de niña ofendida y regañada, de novia malencarada, de alumna pillada in fraganti, de paciente impaciente. Me gusta enfadarme. Gruñir. Insultar. Y saber que con todo ello no hago más que alimentar la supuesta ofensa que pide castigo a gritos.

Y sin embargo… Bueno, todas lo pasamos bien cuando estamos sobre las rodillas de un spanker, ¿no? Si no fuera así… no, no sería spank. Nuestro juego es voluntario, maravillosamente erótico y ciertamente excitante. Nos encanta, pero luchamos para evitarlo, protestamos e inventamos mil y un trucos para que no ocurra. La mayoría nos hacemos las ofendidas cuando finalmente adoptamos la posición. Y eso me encanta, porque ambos sabemos que se trata tan sólo de un rol.

La maravilla del rol es la que nos hace poder jugar a través de Internet, porque nuestras palabras nos conectan directamente con otro tipo de sensaciones. Hablamos (al menos yo) con otros spankers como si fueran de verdad nuestros Tíos, Padres, Maestros… Como niñas pequeñas. Protestamos por cada frase amenazante. Criticamos hasta el último de sus consejos. Rezongamos y discutimos por todo. Y no hablamos de sexo. No hace ninguna falta.

El rol para mí es más fundamental que los azotes en sí mismos. De hecho, los azotes “per se” no me motivan. Unos azotes sin ningún tipo de intercambio verbal no significan nada. Es más, ni siquiera me resultan agradables. Pero en cuanto el rol entra en el juego… ¡Guau!

Bueno, y hasta aquí mi opinión. Me gustaría que contestaseis, que opinaseis sobre el rol. ¿Cuál os gusta (si es que os gusta alguno)? ¿Os hace falta a vosotros también? ¿O es algo absolutamente indiferente para el resto de la humanidad y resulta que sólo me excita a mí?

3 comentarios:

Gala dijo...

Tal cual, acuerdo con lo antes dicho. Las nalgadas por si solas no tienen gracia, ni sentido. Debe existir el juego de roles, el saberse en infracción, y alimentar ese hecho, con las acciones y las actitudes, provocar la reacción del spanker, no sin antes tratar de evadirlo o escaparse un poco, jaja
saludos a todos

Anónimo dijo...

Muy buen artículo anita, enriquece mucho el que se exponga las percepciones y emociones de cada parte del tandem spankee-spanker.

Hola Gala, es muy interesante tu opinión, trabajaremos mejor las actitudes de spanker antes de nalguear, durante y después.

Brujita no seas vaga, escribe tu artículo. No hay dos artículos iguales.

Antoine X, envía tu borrador a spankoblog@yahoo.es

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Saludos

Anónimo dijo...

Yo debo tener algún resorte extraño porque en alguna ocasión me han empezado a caer azotes, así un poco sin más y sin darme cuenta mentalmente, me he puesto como una moto fisicamente. Esto sin rol y casi sin mediar palabra.
Dr. ¿qué cree que me pasa?

Saludos, besos y abrazos